La sanidad pública española gastó en 2022 un total de 13.545 millones de euros en medicamentos, una cifra que no deja de crecer en los últimos tiempos —ha aumentado casi un 20% en solo cuatro años— y sobre la que se ciernen más nubarrones en el horizonte ante la espiral alcista que viven los precios de las nuevas terapias innovadoras. Los medicamentos genéricos (moléculas de síntesis química) y los biosimilares (de origen biológico) tienen una función fundamental a la hora de garantizar la sostenibilidad del sistema. Su papel, según los tratados de economía, es entrar en el mercado cuando expiran las patentes de los tratamientos innovadores, creando una competencia que impulsa los precios a la baja y permite ahorrar recursos que pueden ser destinados a pagar más y novedosas terapias para los pacientes. En España, sin embargo, los genéricos llevan una década estancados en el 40% de las unidades vendidas, unos 30 puntos menos que en países de nuestro entorno. El Ministerio de Sanidad prepara una reforma en la que se plantea incluir una medida que revolucionaría la política farmacéutica vigente en España desde hace dos décadas: permitir, con el objetivo de que ganen cuota de mercado, que genéricos y biosimilares puedan venderse en las farmacias algo más baratos que los medicamentos de marca. Una idea defendida también por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que ya plasmó su propuesta en un informe publicado hace casi dos años y que sigue plenamente vigente, según el subdirector de Estudios e Informes de la entidad, Alfonso Camba (Madrid, 41 años).
Pregunta. ¿Por qué los genéricos llevan una década estancados en España?
Respuesta. Porque no hay un marco legal que favorezca la competencia y les permita aprovecharse de su mayor baza: un precio más bajo que les permita ganar cuota de mercado.
P. ¿Por qué es tan importante esta competencia?
R. Porque provoca un descenso de precios. Si queremos un Sistema Nacional de Salud sostenible y de alta calidad, hay que promover que sea eficiente y racionalizar el gasto. Introducir competencia con medicamentos genéricos y biosimilares facilita que los medicamentos sean más asequibles sin comprometer su calidad, seguridad y eficacia.
P. ¿Por qué no funciona el actual Sistema de Precios de Referencia?
R. Porque lleva a todas las empresas a alinear los precios de los medicamentos y desincentiva que los bajen. Como la sanidad pública solo financia el precio más barato, si un fabricante lo baja, todos los demás tienen que hacerlo para no quedarse fuera. Así que todos anticipan esto y no toman la decisión.
P. Es decir, que si una se mueve, pierden todas…
R. Venderían a un menor precio, pero sin ampliar su cuota de mercado. Esto desincentiva los descensos. Y tiene un problema importante: no se aprovecha el potencial existente para que los medicamentos sean más asequibles. La competencia, entonces, se traslada al canal de distribución.
P. ¿Cómo?
R. Las farmacéuticas y empresas mayoristas compiten en el canal de distribución para tratar de ganar cuota de mercado. Lo hacen con descuentos a las oficinas de farmacia para que les compren sus productos. Pero esos márgenes se quedan ahí, porque el precio de venta sigue siendo el mismo y los descuentos no revierten en un ahorro para el paciente ni el sistema público.
P. Pese a todo, sí ha habido algunas ofertas a la baja en algunos medicamentos como la furosemida. Pero el sector suele decir que son bajas temerarias de empresas sin estructura que no contribuyen a desarrollar un sector estratégico.
R. En un sistema abierto a nuevas ofertas, siempre puede haber algunas que puedan ser percibidas como bajas temerarias. Pero, primero, hay que ver si realmente lo son. Segundo, hay que destacar que no dejan de ser casos muy puntuales. Lo importante aquí es que las autoridades públicas actúen si identifican algún problema concreto que pueda afectar a la calidad del servicio público.
P. Se dice muchas veces que España ya tiene unos medicamentos muy baratos, que la mitad de genéricos cuesta 1,60 euros o menos, y que bajarlos más contribuye a los desabastecimientos. Pero luego existen estos descuentos a las farmacias. Y en su informe destacan que en Suecia hay medicamentos un 20% más baratos que en España. ¿En qué quedamos?
R. Sí, este es un dato que puede sorprender, y que el informe recoge de una investigación de una agencia pública de ese país. Pero es algo que demuestra que hay potencial para bajar algunos precios que no se está aprovechando. Es obvio que algunos medicamentos no tienen mucho margen, que el riesgo de desabastecimiento es una variable que hay que tener en cuenta y que las administraciones deben actuar cuando un precio demasiado bajo pone en riesgo la viabilidad de un medicamento. Pero no olvidemos que hay muchísimos fármacos en el mercado y que las condiciones y circunstancias de cada uno pueden ser muy distintas. Lo que hay que hacer es crear el marco para que la competencia funcione y beneficie al sistema.
P. ¿No se perderá el paciente en una farmacia en la que le digan que el medicamento que necesita tiene varios precios?
R. Básicamente tendrá que decidir si elige el medicamento más asequible, que tendrá las mismas garantías de eficacia, seguridad y calidad, o si por alguna razón prefiere asumir la pequeña diferencia de precio que haya con el medicamento de marca. Para que el sistema funcione, también recomendamos hacer campañas de información tanto a pacientes como a profesionales sanitarios para que haya un mayor conocimiento de los medicamentos genéricos y biosimilares. Que los pacientes los conozcan bien puede ayudar a incrementar su uso.
P. ¿Por qué considera la CMNC mejor que los médicos hagan las recetas de los genéricos por principio activo siempre y no por marca?
R. Cuando un médico prescribe una marca determinada de medicamento, ya está dirigiendo la dispensación hacia ese medicamento. Además, el medicamento de marca parte de una posición de ventaja porque cuando expira la patente lleva muchos años siendo el único en el mercado. Si la prescripción se hace por principio activo, los genéricos tienen una posibilidad de llegar antes a los pacientes, aunque de entrada sean menos conocidos, se supera esa barrera. También es una manera de liberar o de blindar el sistema frente a ciertas estrategias comerciales e incluso algunos conflictos de interés que pueda haber en el momento de la prescripción.
P. En su informe describen el sistema como poco transparente y confuso. ¿Por qué?
R. Hay aspectos que no conocemos muy bien cómo funcionan exactamente, como es el de los descuentos en el canal de farmacia. Y el Sistema de Precios de Referencia es complejo. Creemos que todos lo que dé una mayor claridad y transparencia al sistema es positivo porque es importante que los ciudadanos conozcan bien cómo funciona. Es la forma de que puedan entender y sacar más partido a incentivos como las diferencias de precios que puede haber entre medicamentos genéricos y de marca.
P. Las farmacias consideran esos descuentos como parte de su retribución. En su informe, la CNMC también dice que no le gusta los márgenes fijos de las farmacias sobre el precio de venta de los medicamentos [del 27,9% para la mayor parte de presentaciones]…
R. Tendría sentido reformar el sistema y desvincularlo de un porcentaje o cantidad fija por unidad vendida, que no suele ser lo más eficiente. Las farmacias tienen un papel clave en el sistema sanitario, ofrecen al paciente muchísimos servicios que ahora no están retribuidos. Asesoran al paciente, le informan sobre contraindicaciones, hacen un seguimiento de su proceso, test… Son centros fundamentales para la salud pública y el sistema sanitario, y tienen mucho potencial para dar una serie de servicios que pensamos que sería interesante que pudieran ser retribuidos de alguna manera, en lugar del sistema actual.
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