La primera subida de la inflación en 2024 en la zona euro ha llegado en mayo. Han sido dos décimas más, hasta el 2,6%, según ha divulgado Eurostat este viernes. El dato llega apenas seis días antes de que el comité de política monetaria del Banco Central Europeo se reúna el próximo jueves en Fráncfort. De allí se espera, en principio, la primera reducción de tipos de interés en dos años, como apuntó su economista jefe, Philip Lane, esta misma semana.
El aumento de precios en los países más grandes del área monetaria -Alemania, Francia y España- ya anticipaba que los números que iba a publicar la oficina europea de estadística tendrían como resultado un repunte de la inflación. La última vez que se rompió la tendencia a la baja del índice de precios al consumo en la zona euro fue en diciembre de 2023. No obstante, fue solo un accidente, porque ya en enero continuó con la senda bajista emprendida a finales de 2022.
Lo sucedido en mayo vuelve a demostrar la dificultad de devolver los precios a un entorno cercano a un aumento del 2% al año, algo que ya han advertido en reiteradas ocasiones los responsables de la política monetaria, con la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en cabeza. Las presiones sobre la inflación ya no proceden de los carburantes, ahora a los que se teme más en Fráncfort es las subidas de sueldos. Comprenden que el shock inflacionario sufrido en los años anteriores ha llevado a muchos asalariados a perder poder adquisitivo y que ahora presionen por recuperarlo, pero no dejan de advertir que esa demanda puede arrastrar consigo los precios.
Este ha sido el motivo por el que una vez tras otra Lagarde, Lane o Luis de Guindos, el vicepresidente del BCE y exministro de Economía español, dan por hecha la rebaja de tipos de interés el próximo jueves, pero se resisten a definir un calendario con nuevos hitos en la misma dirección. se vio con claridad esta misma semana en la entrevista que Lane dio al Financial Times en la que advirtió que “las cosas serán accidentadas y graduales”. “A menos que llegue una sorpresa, el debate de este año consiste en seguir siendo restrictivo. Pero el nivel exacto de restricción necesario dependerá de los datos”, explicó.
Para los economistas de la entidad neerlandesa ING, los datos de mayo añaden incertidumbre a las decisiones de la autoridad monetaria más allá de junio: “Con el BCE en vísperas de decidir una bajada de tipos histórica, esto se suma a las dudas sobre la futura senda de la inflación. Aunque muchos indicadores prospectivos siguen siendo benignos, un mercado laboral caliente, las continuas perturbaciones de la cadena de suministro y la recuperación del poder adquisitivo darán lugar a un interesante debate en el Consejo de Gobierno del BCE, que decidirá la senda de la política monetaria de aquí en adelante”, explican en su comentario a los datos de Eurostat.
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