Reguladores examinan daños causados por la explosión de Starship de SpaceX

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El 16 de enero de 2025, en su séptimo intento de vuelo, el cohete Starship de SpaceX experimentó una explosión en su segunda fase, desintegrándose a una altura de 143 kilómetros sobre el Caribe. Este evento causó una lluvia de fragmentos ardientes que impactó en las Islas Turcas y Caicos, causando daños materiales y obligando a redirigir vuelos en la zona.

El 16 de enero de 2025, durante su séptima prueba de vuelo, el cohete Starship de SpaceX sufrió una explosión en la segunda etapa, desintegrándose a una altitud de 143 kilómetros sobre el Caribe. Este incidente generó una lluvia de escombros incandescentes que afectó a las Islas Turcas y Caicos, provocando daños materiales y obligando a desviar vuelos en la región.

La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) ha comenzado una indagación para esclarecer las causas del inconveniente y analizar las acciones correctivas requeridas. Debido a esto, todos los vuelos del Starship están suspendidos hasta nuevo aviso. La FAA estará a cargo de la supervisión de la investigación y revisará los procedimientos de seguridad antes de permitir futuros lanzamientos.

Este inconveniente supone un reto considerable para SpaceX, en especial en una fase en la que la empresa pretende emplear el Starship para proyectos en la Luna y Marte. Pese a la pérdida de la nave, el exitoso retorno del propulsor es considerado un progreso hacia una reutilización total de los cohetes, meta esencial para disminuir los costos de las expediciones espaciales.

Este contratiempo representa un desafío significativo para SpaceX, especialmente en un momento en que la compañía busca utilizar el Starship para misiones a la Luna y Marte. A pesar de la pérdida de la nave, la recuperación exitosa del propulsor es vista como un avance hacia la reutilización completa de los cohetes, objetivo clave para reducir los costos de los viajes espaciales.

Elon Musk, fundador y CEO de SpaceX, ha mantenido una actitud optimista tras el incidente, señalando que, aunque el éxito no está garantizado, cada prueba proporciona valiosos datos para mejorar el diseño y la operatividad del Starship. La compañía planea realizar al menos otras dos docenas de vuelos de prueba en 2025, siempre que la FAA levante la suspensión actual.

La explosión también ha generado preocupaciones ambientales y de seguridad en las comunidades cercanas al área de prueba. Las autoridades locales y organizaciones medioambientales están evaluando el impacto de los escombros en la fauna y flora de la región, así como los posibles riesgos para la salud humana. La FAA ha indicado que supervisará las labores de limpieza y mitigación de daños en las áreas afectadas.

Este incidente subraya los desafíos inherentes al desarrollo de nuevas tecnologías espaciales. Cada prueba y error proporciona lecciones cruciales que acercan a SpaceX a su objetivo de revolucionar los viajes espaciales y establecer una presencia humana sostenible en otros planetas. La comunidad aeroespacial internacional observa de cerca estos desarrollos, reconociendo tanto los riesgos como las oportunidades que presentan.